miércoles, octubre 12, 2011

Me engaño, te engañas...

Entras y arrasas con todo lo que hay en mi interior.
Te dejo pasar como si estuvieras en casa,
como si simplemente nunca te hubieras ido;
y llegas, ni saludas y te instalas de nuevo como si nada hubiera pasado.

Y aquí me tienes, frente al papel en blanco, con centenares de palabras que quieren expresar mis sentimientos. Centenares de explicaciones para las emociones que me provocas.
Aprovecho las noches en vela para escribirte sms que nunca te envío. Horas de desvelo en las que mi móvil es testigo de las conversaciones que nunca tuvimos.

Me engaño, te engañas. Esto así no funciona, pero lo que nos une es demasiado fuerte como para dejarnos ir. ¿Por qué entonces me dejaste desaparecer sin más? ¿Por qué te dejé yo? Y aún así aquí estamos, unidos en la distancia, presentes en los pensamientos. Sí, no te engañes; sabes que estoy ahí aunque intentes desaparecer en la distancia.

Realmente, cientos de palabras esperan a verte. Miles de explicaciones que se desvanecerán. Sí se irán y ya sabes con qué. ¿Me das un abrazo?