Frío...

"Frío, siento frío"; me dijo.

"Será la bajada de temperaturas, el invierno que ya llega", le contesté.

"No. Sé cuando es frío de invierno, y esto que siento es mucho más que eso. Es más intenso, más doloroso, me duelen las articulaciones, la cabeza...".

"Tranquila, será la fiebre. Ya se te pasará".

"Quizás sea la fiebre, pero nunca me había sentido así. No te veo, sigo sin verte desde ayer, no siento el suave tacto de tu piel en mi mano, ¿estás ahí?"

"¿Acaso no me ves con tu vestido preferido?, ¿no ves cómo llevo el recogido que tanto te gustó aquella Navidad? ¿Me ves?"

"Sólo escucho un susurro, el eco de lo que me hablas, siento el frío de tu corazón, la sensación de vacío de tu alma..."

"Tócame, siente como mi sangre hierve al verte, como mis pulsaciones se aceleran con tan sólo pronunciar tu nombre. Sígueme con la mirada perdida de quien ya no tiene nada en el mundo..."

Y allí se quedó, vacía, sin razón de ser, sintiendo el frío más intenso que pueda sentir una persona, la soledad, el vacío, la tristeza, el dolor, la muerte, el desamor...