lunes, noviembre 27, 2006

Mi cielo, Mi infierno

Y desperté y estabas allí. Sentí que el calor de tu cuerpo abrazaba mi piel fría por el clima de nuestro amor.

Allí estaba, tumbada en la cama con los ojos cerrados esperando a que tus dulces labios rozarán mis hombros, a que el susurro de tu voz despertara mis sentidos más íntimos...

Al volverme sobre mí misma, encontré la tez morena de un ángel, esas abundantes y largas pestañas, sus alas; su sonrisa, la luz de mi cielo; su mirada profunda y oscura, el mejor de mis venenos... ÉL, mi Ángel, mi cielo, mi luz, mi alegría, mi pensamiento, mi soñar... ÉL, mi infierno personal: mi calor, mis sentimientos más terrenales, los más pasionales, mi perdición, mi más profunda sin razón...

Y besé sus carnosos labios para sentir su dulce respirar, para poder aspirar alguno de sus sueños, para sentirme más suya en sus pensamientos. Y rocé su pelo, por el que mi piel se eriza, por el que mis manos suspiran volver a tocar cada segundo. Y acaricié su piel, su pecho, sus brazos, su espalda... y me dejé llevar por el instinto. Mi Ángel me llevó al cielo, y me paseó por el infierno, me devolvió a la tierra y me dejó descansar sobre su pecho...

A mi Ángel del Cielo y del Infierno...

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