miércoles, diciembre 08, 2010

Tempestad

Me copio a mí misma, porque he encoontrado esto en el baúl de los recuerdos... Y hoy, me ha emocionado de nuevo. Ahí os lo dejo, por si os gusta. Desde lo más hondo de mi corazón.

'Tempestad'

Mi mano anhela tu caricia, mientras la tuya revuelve papeles sin sentido, avanza suavemente para rozar tu piel deseando poder llegar a su destino.
Con su recorrido imaginario, llega hasta tus perfectos hombros que son mi apoyo soñado en noches de deseo como ésta.

Suavemente, te recorro sin pensarlo...
Disfrutando de cada centímetro de tu piel que me sabe a sal marinera.
Cada segundo cuenta para recorrer mi camino.
Sí. Ése que está marcado por las huellas que el dolor dejó en ti.
Yo, seré tu dulce cura. Aquélla que llega hasta el fondo de la herida para que, tras una parada, vuelvas a por mí.

Y me deslizo cuello arriba, mientras tus manos se unen a las mías;
y te deslizas por mi espalda mientras mi alma encaja con tu mirada.

El lóbulo espera, atento vigilante de los susurros que nunca más se repetirán.
Y llegan, y te desarmas. Me derrumbo...

Mis deseos no llegan a soportar la dulce espera de rozar tus labios y se deleitan por tus largas pestañas para hundirme en el profundo océano de tu mirada.
Naufrago, lo admito.
Sí, me dejo llevar por la corriente que diriges. Me hundo sin remisión al inevitable contacto con tus fluidos que se desbocan en mí.
Y me dejo llevar por tu abrazo a lo más hondo de tu fluir... Mi fluir...

Tu mirada ya no busca una parada, ha encontrado un puerto en el que descansar...
Mi alma se ofrece voluntaria, a la muerte ahogada de tu mar.
Pero me sacas a flote cuando menos lo espero y recibo el aliento de tu latir dentro de mí.
El calor vuelve a mi cuerpo y el suave vaivén de tu marejada es suficiente para navegar por ti, deseando anclar para siempre allá donde estés.

Tus caderas, fieles guardianas de tu caminar me esperan para guiarme por tu andar.
Centinelas de mi amor que me hacen perder la razón bajo el áspero tacto de tu ser.

Tus jadeos incansables anhelan, con ansiedad y pasión, la entrada a un puerto mejor. Y entre el vaivén de tu ser, yo descanso reposándome sobre tu pecho y aguanto las últimas embestidas de temporal.
Una tormenta se desata en mi interior, y la blanca espuma de las olas marcan la felicidad del conocimiento de saber que la paz viene después.
Exhaustos, descansamos uno junto al otro mientras mi corazón aún se resiente del amor que no me das.
Exhaustos, descansamos uno junto al otro mientras mi respiración se acompasa al latido de tu corazón.

Tu mano busca la mía, mientras tus labios dan su bendición al dulce aroma de mi piel dejándose llevar por cada huella de mis dedos.
Suavemente depositas en tu pecho mi mano y acomodas tus brazos alrededor de mí.

Tu olor me calma, me relaja.
El embriagador perfume que desprendes adormila mis sentidos, que junto a tu latido, van unidos en la senda del olvido para terminar juntos este camino.

Madrugada (03.46) 12/Enero/2009

No hay comentarios: